"El Hoyo", casi una obligación verla en esta época
"El Hoyo", casi una obligación verla en esta época
"El Hoyo", es una película que no se si coincidencialmente o no, Netflix sube la semana pasada, y que con la situación mesial que estamos viviendo en relación al Coronavirus COVID19, es precisa para abrir paso a la reflexión.
Galder Gaztelu-Urrutia merece todos los respetos, al traernos una grandiosa película con recursos limitados pero bastante aprovechados. El guión de David Desola y Pedro Rivero nos cuenta la historia de una clase de experimento social, en el que existe una prisión en sentido vertical, a esta prisión llegan personas por razones varias, pero se pueden categorizar en los que llegan en contra de su voluntad, y los que lo deciden a cambio de algo. Cada prisión está habitada por dos personas y en el centro hay un hoyo inmenso que parece infinito, por este hoyo baja una plataforma cuyo objetivo pudiera ser alimentar a todos los prisioneros, desde el nivel 1; la plataforma está llena de comida y poco a poco mientras baja, cada nivel se alimenta de ella, dejando lo que queda para los demás niveles, la pregunta es ¿la comida alcanza a llegar a los niveles más bajos? porque si todos comieran únicamente lo necesario de seguro la prisión completa se podría alimentar.
Con una banda sonora pausada y precisa, unas actuaciones excepcionales y un guión cautivador, este film nos llenará de angustia e incomodidad.
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En los juegos comunes que como espectadores hacemos en el cine, imaginamos qué personaje seríamos de la película, en esta, ese juego se convierte en una autocritica, en una reflexión de quienes hemos sido en esta sociedad vertical, tan parecida a esa prisión. Donde al igual que el film, es probable nos hayamos movido por diferentes niveles, y nos enfrentamos a las preguntas ¿cómo nos comportamos en cada uno?, ¿en qué nivel estamos ahora y qué estamos haciendo en él?
La película despierta miedos y quizás hasta culpas, nos desnuda y da la oportunidad de re pensarnos en los sistemas de gobierno que tenemos, las clases de organizaciones a las que pertenecemos, incluso poder llevarlo a escenarios de equipos de trabajo, sociedades comerciales y sobre todo nuestras familias.
El Hoyo, te cuenta un cuento que te entretiene bastante, pero lo esencial no es lo que cuenta sino lo que no, todos esos silencios de la película, son con los que podemos imaginar y llenar la historia: ¿Cómo se enteraron de las reglas los prisioneros? ¿Quién es la administración?, ¿Cuál es el sentido de todo ello?, en fin.
Si aprovechamos este film, y permitimos desde el arte crear ideas y conceptos para nuestra vida, no solo podremos imaginarnos esa parte silenciosa del hoyo, sino podremos también crear historias para esos “hoyos” en los que habitamos. Transitar del cine a la realidad, permitir que todas esas emociones que nos deja este film puedan reflejarse en los comportamientos cotidianos. Esa, es una de las razones por las que existe el cine, y por lo que las películas independientes de altísima calidad, son mis favoritas.