El lunes 23 de junio, Rock al Parque 2025 cerró su edición con una jornada dedicada a los sonidos alternativos, las apuestas creativas y el encuentro intergeneracional. Fue el día más ecléctico del festival, mezclando propuestas experimentales con actos consolidados, dando lugar a la emoción, reflexión y celebración. Con más de 134 mil asistentes, el festival concluye con la expectativa de cara a los 30 años de Rock al Parque en 2026.

El día más diverso: exploración y conexión intergeneracional

Rock al Parque 2025 cerró con su jornada más impredecible y llena de matices. El público fue especialmente diverso: jóvenes curiosos, familias rockeras, fanáticos de culto y exploradores musicales se dieron cita en el Parque Simón Bolívar. La jornada del lunes fue un caleidoscopio musical y humano, fue una mezcla de géneros sin prejuicios y apertura mental.

El cierre del festival estuvo a cargo del Cuarteto de Nos, banda uruguaya que entregó una presentación cargada de ironía, crítica social y sátira existencial. Con canciones como “Yendo a la casa de Damián” o “Lo malo de ser bueno” lograron conectar generaciones enteras que coreaban al unísono letras profundas disfrazadas de humor.

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El impacto del Cuarteto de Nos no fue solo musical, sino emocional. Muchos padres asistentes compartieron el show con sus hijos adolescentes, haciendo de este cierre una experiencia de transmisión cultural. Rock al Parque fué, es y será un puente entre generaciones.

Pero la jornada no se quedó solo en los nombres grandes, desde las horas tempranas, bandas emergentes ofrecieron shows innovadores que capturaron la atención del público. El lunes fue el día del riesgo, sonidos electrónicos, experimentación de conceptos y fusiones inesperadas que se apoderaron de los escenarios, demostrando que el rock está en constante transformación.

Don Tetto encendió el Escenario Plaza con una presentación poderosa que combinó himnos generacionales con una producción enérgica, luces intensas y fuegos artificiales. El pogo fue inevitable, y la conexión con el público, total.

Por su parte, bandas como Hermanos Menores, con su descarga de energía directa en la apertura del Escenario Plaza, o Animales Exóticos Desamparados, que viajaron desde Chile para entregar una dosis de rock alternativo crudo y sincero, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba trajo desde España un acto de psicodelia intensa. destacaron entre el amplio repertorio del día.

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El punk, la psicodelia y la fusión alternativa marcaron el pulso, reafirmando que el último día de Rock al Parque también es territorio de riesgo, entrega y evolución sonora.

El contraste con los días anteriores fue notorio. Mientras que el sábado reinó el pogo metálico y el domingo el baile consciente, el lunes combinó la introspección con explosiones de energía punk, teatralidad alternativa y conceptualismo. La gente escuchaba con atención, se entregaba al pogo o se dejaba llevar por la diversidad de propuestas.

La asistencia del tercer día superó los 134 mil espectadores, entre ellos, muchos adultos que han crecido con el festival, y que encontraron en Rock al Parque una alineación que hablaba su mismo idioma, y a su lado, como es costumbre compartir lo que nos hace bien, una nueva generación de jóvenes “Los Hijos del Rock” tomaban el relevo con pasión y respeto.

Un cierre con memoria, desafíos y futuro

La producción de esta edición involucró a más de 2 mil personas entre técnicos, logística, seguridad, medios, limpieza y voluntarios. Detrás del escenario hubo un esfuerzo inmenso que permitió que el festival fluyera con calidad y seguridad para los asistentes. Aunque con quejas reiteradas sobre el sonido por parte de algunos asistentes.

Sin embargo, también se evidenció la necesidad de mejorar algunos aspectos. Aunque las zonas de experiencia ofrecieron espacios para el descanso, hace falta contar con zonas de resguardo más amplias para mitigar el impacto del clima, especialmente en jornadas largas y húmedas como las acostumbradas en el festival desde siempre.

Otro punto que no puede pasarse por alto es la seguridad. Aunque en general se vivió un ambiente de respeto, siempre existen algunos casos de robo y desorden, recordando que Rock al Parque, como cualquier espacio masivo, debe seguir trabajando por una experiencia más segura. Por lo pronto, usted sabe “Póngase trucha, parce”.

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El adiós se dibujaba en los gestos, no en palabras. Se notaba en los abrazos prolongados, en las miradas cargadas de recuerdos recién creados, en ese silencio compartido que solo deja la euforia cuando se va. Rock al Parque no fue solo un festival, fue un rito de paso, una ceremonia que nos recordó que la música no solo se escucha: se vive, se comparte y se guarda en la piel.

Ahora, con la mirada en alto, empezamos a contar los días para la edición de 2026, que marcará los 30 años de Rock al Parque. Se avecina una celebración histórica que promete rendir homenaje a las tres décadas de música, rebeldía, diversidad y comunidad. ¿Qué sorpresas traerá el cartel para la trigésima edición?

Rock al Parque 2025 fue más que un festival: fue una experiencia emocional colectiva. En cada riff, en cada abrazo entre desconocidos, en cada lágrima bajo la lluvia, se renovó la fe en el poder del arte. Que quienes asistieron, repitan. Que quienes no pudieron se animen. Porque este no es solo un concierto gratuito en Bogotá, es un acto vivo de identidad, memoria y resistencia colectiva que nos une como un pueblo que resiste, recuerda y celebra a través de la música.

Que el espíritu de Rock al Parque siga latiendo. Nos vemos en 2026, con más fuerza, más música y más amor por el rock.

Fe de Erratas: En nuestras redes sociales oficiales informamos inicialmente una cifra de asistencia total de 170 mil personas. Sin embargo, tras el cierre oficial del evento y la consolidación de los reportes logísticos, confirmamos que la cifra real de asistentes durante los tres días de Rock al Parque 2025 fue de más de 253 mil personas. Agradecemos su comprensión y reiteramos nuestro compromiso con una comunicación veraz y transparente.

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