Así fue el regreso de Epica a Bogotá
Así fue el regreso de Epica a Bogotá
La agrupación holadensa de metal sinfónico Epica, estuvo en Bogotá el pasado domingo 14 de febrero, liderada por Simone Simons y Mark Janses en medio de su gira "The Quantum Enigma". Aquí un relato de lo que fué esta velada.
En la antiguedad los pueblos se reunían para escuchar mitos y leyendas: eran celebraciones que se organizaban en fechas regidas por los astros porque solo de esa forma los narradores podrían ser dignos de contar los relatos de sus héroes y sus hazañas a todo el pueblo. De esta tradición nacieron las historias “épicas” de todas las civilizaciones y que hoy en día, en la sempiterna Bogotá de las fantasías (la alegre, la inclusiva, la de todos) reúne a más de dos mil herejes en uno de los recintos más emblemáticos de la ciudad: el Royal Center, en la carrera 13 con calle 66.
En la noche del domingo 14 de febrero (la de San Valentín para los agringados) la ciudad descansaba en silencio de tantos ires y venires convulsos, de tanto afán y de tanto caos; es justamente en esas noches donde todo el meso yace pidiéndole al cronos que demore un poco más la llegada del lunes, donde cobra vida la verdadera ciudad de todas las posibilidades.
Fuimos los afortunados que salimos a las calles para reunirnos y sentir una vez más la visita de nuestra mayor señora y sus nobles caballeros: señoras y señoras anoche el rock sinfónico se tomó la ciudad de la mano de los únicos y dignos narradores… Epica.
Con una organización impecable (aplausos de pie a la lucha incansable del señor Carlos Oñoro) ingresamos rápidamente al recinto; los rockeros ansiosos llamaban a la banda como invocando a una divinidad pre-cristiana. El llamado pronto tuvo respuesta con la presentación del organizador, la oscuridad previa y en el fondo sonando "El Originem" se nos abrían las puertas de lo que sería una noche memorable.
En medio de ovaciones recibimos a Arién y Coen en la batería y los teclados; poco después hizo su aparición el trio de cuerdas: Rob en el bajo y en las guitarras Isaac y Mark Jansen. El primer tema en la lista: "The Second Stone", del disco "Quantum Enigma" y la rendición del público ante la entrada triunfal de Simone Simons y su voz de ninfa, reverencia unánime de una Bogotá que gracias a estos encuentros fantasea entre nobles y caballeros.
Continuo el show con "The Essence of Silence", fuertemente coreada y el aliento que se empieza a perder; acto seguido “Sensorium” del "Phantom Agony", un llamado al éxtasis bien conocido por los rockeros capitalinos. Turno para la primer sorpresa de la noche: "Unleashed" y "Martyr of the free Word", exitazos del disco "Design Your Universe", que nos dejaron en punta para la vuelta al "Phantom Agony" y el delirio con “Cry for the Moon”.
Gracias Epica, júbilo colectivo al tenerlos nuevamente entre nosotros pero continúen por favor, aún nos queda mucho por celebrar ¿Qué mal nos puede afectar ahora que hemos sentido lo imposible?
Trivialidades de un adicto a la sinfonía de mil años de los Epica. Turno de un soberbio solo de batería, otra de las sorpresas y mención especial para Ariel Van Weesenbeek quién anoche más que nunca llevo su batería a otro nivel (Épico diría yo). Regreso de la corte y estallido del "Quietus" seguido por "The Obsessive Devotion", caballería a la carga comandada esta vez por Coen Janssen y su famoso teclado circular. Es en estos momentos de la celebración donde vale la pena mirar atrás y notar como toda la audiencia salta y cabecea sin control de su cuerpo; deslumbra ver como todo el negro y el cuero de miles de rockeros resplandece en un solo coro: Epica.
Con "Victims of Contingency" y "Kingdom of Heaven" eramos solo sentidos; no habia materia de por medio que nos atará a la realidad... en ese estado nos dejaron en el primer retiro y nosotros ya temíamos que la fantasía estaba por terminar. Mientras el escenario estaba cubierto de oscuridad el público quería seguir ahí, en la inmateria, aferrándose con las manos inmateriales, abrazando cuerpos inmateriales, moviendo cabellos de inmateria en un espacio inmaterial… oh Epica, supieras lo bien que nos hace tu presencia.
Regresa Coen Janssen con mascara de marimonda y con su carisma nos agradece el encuentro. Dió entonces el paso al gran final donde Simone Simons desplego su voz hasta los mismos países bajos en la invocación del Sancta Terra y nuestro coro inmarcesible del "Unchain Utopia" y el magistral "Consign to Oblivion".
Nota final: luces encendidas y todos volviendo a ser materia; Epica sigue en el escenario, hechos también materia y contagiados de nuestro fervor; ahora son ellos los que nos miran incrédulos: Una gran familia de desconocidos que se abraza y se destella entre agradecimientos a los únicos portadores de historias… Fotos van y vienen, yo entretanto me retiro del Royal Center a la cruda realidad pero con la satisfacción de que si hay algo bueno en ser humano es la música y si hay algo bueno en la música, es Epica.
Por: Diago
Aquí las fotografías del concierto de Epica en Bogotá