Los relevos generacionales en el público de Rock al Parque
Los relevos generacionales en el público de Rock al Parque
Pasó el último día de Rock al Parque 2022 y nos despedimos de esta edición con máxima energía en medio de una tarde de clima indeciso, pero que finalmente ayudó para cerrar con una asistencia durante todo el festival con más de 300 mil personas.
El compromiso dió inicio como todos los días puntualmente sobre las 2:00 p.m. con un cielo soleado que fue testigo del homenaje de Pedro Pablo Arias -vocalista de Titán- a Elkin Ramírez junto a los otros miembros fesadores de Kraken en el escenario Plaza, quedando como uno de los shows nacionales más emocionantes y enérgicos de la jornada. A la misma hora en el escenario Bio, La Tribu de Panamá inició con un performance que recuerda la importancia de nuestros ancestros y la cultura indígena latinoamericana, y finalmente Andrés Guerrero y Las Luces llego al escenario Lago Radionica con su sonidos que varian entre el rock y el pop.
Contraste de públicos
Una jornada cargada de contrastes; Krönös llegó desde Cali para su show en el escenario Plaza con un show de clásicos siendo ellos la banda más longeva en la escena del hard rock colombiano vitoreados por un relevo generacional de público que esperaba a The Warning de México, banda femenina que viene jalando a esos nuevos adolescente interesados en el rock y que las han convertido en una de las bandas con mayor proyección del continente.
Esos nuevos públicos aprovecharon para conocer agrupaciones con propuestas muy robustas y explosivas como Scalene de Brasil, San Pascualito Rey de México o los gigantes de Epica que ya traía gran cantidad de fanáticos al ser uno de los shows más esperados del festival, y que a pesar de unos vestigios de lluvia, encabezados por Simone Simons pusieron a cantar, cabecear, y a hacer el popular wall of death en el centro de la plaza de eventos que ya estaba casi hasta su máxima capacidad. Epica llegó a Rock al Parque 2022 cómo parte de su gira mesial de celebración de sus 20 años y aunque para muchos era la banda de cierre de alguno de los días del festival, por temas de horarios de vuelos y disponibilidad de la banda, solo podían hacer aparición en el festival el 4 de diciembre a las 5:00 p.m.
En cada edición del festival se abren más espacios para nuevas propuestas que atraen nuevas generaciones; es el caso de Airbag de Argentina, otra de las bandas que tiene cientos de miles de seguidores adolescentes en toda Latinoamérica y que llegó a hacer lo propio, seguidos de Catupecu Machu que ante un público más maduro y después de estar separados durante cinco años regresaron a los escenarios para continuar con su prolífica carrera musical en el escenario Bio.
Los 30 años de las almas
Luego de 10 años de ausencia, 1280 Almas regresó a Rock al Parque para celebrar junto a los miles de bogotanos que han seguido su trayectoria, su aniversario número 30 convirtiendose en la banda de culto de rock colombiano que hizo de "Tu Sonrisa" y "Soledad Criminal" entre muchos otros, himnos del rock de la ciudad de Bogotá.
Aunque para muchos se hizo corto, el show de 1280 Almas sin interrupción y contesente. Es una de las bandas que ha surgido como resultado del mismo festival; sus integrantes quisieron devolver algo de todo lo recibido con esta celebración que más que un aniversario, es una celebración hacia la persistencia y el crecimiento del emblema de las 1280 Almas. ¡Alegría!
Como un única modificación en el cronograma del festival, el show de Bajofondo se retrasó en su inicio quedando casi al mismo tiempo con la banda de cierre en el escenario Plaza, los mexicanos de La Maldita Vecindad.
Por un lado todo un recital de clásicos liderados por Gustavo Santaolalla y por el otro, el baile, la alegria y el pogo que generó La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio que regresaban al festival después de más de 20 años. Dos escenarios que bajaron el telón casi sobre las 10:30 de la noche con una asistencia envidiable para las otras jornadas anteriores.
El balance final de Rock al Parque 2022
De forma exitosa terminó la edición número 26 de Rock al Parque con un balance final de 300 mil asistentes durante los dos fines de semana que, aunque en números refleja un buen resultado, deja algunos temas que necesariamente deben ser evaluados por la organización en cabeza del Instituto Distrital de las Artes. Aunque el festival promulga la diversidad en su cartel, hubo propuestas musicales que defiitivamente se salen del ancho espectro del festival, y otras ganadoras de convocatorias que también ya tienen participación en otros festivales al parque de la ciudad, y esto si quita oportunidades de mostrarse a otros artistas emergentes del género de la ciudad.
Como último comentario, debe ser reevaluado el espacio de la zona frontal del escenario Plaza, no llamada VIP, dispuesta para los periodistas, fotógrafos y trabajadores del festival, pero que es excesivamente grande, poco aprovechada y que en muy pocas ocasiones se vió llena, dejando al verdadero público del festival que esperó durante horas para ver a su artista favorito lo más cerca posible, en una posición no muy favorable frente a un gran espacio vacío. El festival como patrimonio de la ciudad y hecho con recursos públicos se debe a los ciudadanos, al público, y se debe optimizar para brindar la mejor experiencia a la mayoría sin beneficiar a otros particulares.
Pronto anunciarán las nuevas fechas de Rock al Parque 2023, y volveremos a las mismas controversias: el cartel, los invitados, la rosca, las fechas, los ganadores de convocatorias, etc. Lo cierto es que es el festival de rock emblema de Bogotá, y pocas ciudades en el meso se pueden dar el lujo de tener un festival gratuito de semajantes proporciones. Volveremos a llenar el Parque Simón Bolívar.
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