Los Rolling Stones en Bogotá: “It's only rock and roll, but I Like It”
Los Rolling Stones en Bogotá: “It's only rock and roll, but I Like It”
Soportando lluvia, alto tráfico, largas filas y una logística para el olvido, los amantes del Rock and Roll cumplieron una cita en el estadio "El Campín", un compromiso que quedará en la memoria de varias generaciones. Los Rolling Stones por fin visitaban Colombia. Pero antes de entrar en materia, será necesario hacer algunas acotaciones respecto de lo que antecedió al show.
De antemano un saludo en solidaridad con quienes por cuestiones ajenas a su voluntad se perdieron parte del concierto, o en el peor de los casos la totalidad del mismo. Y me refiero a quienes las condiciones climáticas o la incompetencia de alguna aerolínea no les permitió arribar a Bogotá para disfrutar aquello por lo que tanto esperaron.
Embelesados quedaron los amantes de la mítica banda al ver al icónico e inmortal Mick Jagger junto a Ron Wood en pleno centro histórico de la ciudad, pero el derroche de dulzura que saboreó su majestad al comer una suculenta oblea, contrastó con el trago amargo que tuvieron que pasar muchos de los asistentes momentos previos al evento. La movilidad de la ciudad es un caos, en eso estamos de acuerdo, y más un día entre semana y pasado por agua. No obstante la organización del concierto determinó que la apertura de puertas se hiciera a las 4:45p.m. y me pregunto si ante la masiva asistencia ¿no hubiera valido la pena autorizar el acceso al público más temprano?, claro, quizá son muchos más los que llegan después de sus jornadas de trabajo, pero tal vez ello hubiese contribuido a descongestionar un poco el ingreso.
Ahora bien, es verdad que al público colombiano le caracteriza su falta previsión cuando de espectáculos artísticos y deportivos se trata. Pero bajo una óptica muy personal, creo que la gente cumplió, llegó con tiempo y con resignación intentó adherirse a lo que la realidad le ponía de frente, es decir, el caos representado en una fila de épicas proporciones. Por su puesto no faltaron los “vivos” que encontraron el modo de colarse entre la multitud, ejemplo de esto era el ofrecimiento por parte de algunas personas de logística que, por 15.000 pesos, pasaban a la gente a través del parquedero para evitar los filtros de control, pero los honestos fueron más. La señalización de los accesos no existía, no por lo menos para el primer anillo de seguridad. Apenas algunas banderas de feria inmobiliaria mostraban un lugar estrecho por el cual se accedía a una galería inagotable de vallas. Los accesos compartidos definitivamente no son la mejor opción.
Sobre la hora del inicio de The Rolling Stones, el primer filtro perdió toda esencia, no hubo requisa ni control de la boletería, incluso la misma policia retiró las vallas de transito humano, para agilizar el paso. Todo esto debe servir de experiencia para organizadores de eventos, fuerza pública y la ciudadanía en general, es verdad que en un mismo día la ciudad enfrentó tormenta eléctrica, fútbol profesional en Techo, Estereo Picnic y The Rolling Stones al mismo tiempo, pero será deber de la policia revisar si sus protocolos fueron los adecuados.
Ahora si, entrando en lo que nos convoca hablemos de rock y del show. Inevitable resultaba no percatarse de lo emotivo que fue el encuentro entre familias y amigos, en una mezcla de varias generaciones que tenían algo en común, el amor por un auténtico estilo de rock and roll. Las botas y los tenis glameros se mezclaron con tacones, zapatos y mocasines de oficina. El poder de la música llenaría con magia y sensualidad la escena del Campín.
Diamante Eléctrico hizo su labor de la mejor forma que le fue permitido, con ello señalo las limitaciones propias en sonido y escenografía en la cual el artista que abre parece mas un entrometido que un invitado y es que este tema de las bandas teloneras tiene mucha tela para cortar. Bajo un punto de vista bastante personal y romántico, la mejor forma de haber teloneado a una banda de tan grande envergadura pudo ser con un homenaje a la historia del rock nacional, se permite soñar, póngale el nombre de algunas bandas tradicionales de finales de los 80's y los 90's. Aún así no hay que desconocer la labor del Diamante quien fuera ganador del Grammy Latino 2014 a mejor albúm rock, no obstante no hay que perder de vista que ellos también le abrieron a los Foo Fighters en 2015, inevitable cuestionarse, o Diamante es muy bueno, o el rock nacional se estancó y solo ellos son los de mostrar. No se. En cualquier caso, músicos dedicados, buena interpretación y presentación ajustada a los tiempos.
Y después de todo, por fin se proyectaba en las pantallas del escenario el video de la gira, que terminó el recorrido hecho desde el sur del continente hasta Bogotá, y fiel al estilo ingles en punto de la hora señalada ahí estaban, eran los mismísimos Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts acompañados por una serie de músicos de la más alta calidad, El Campín tembló con la algarabía que produjo el ahora inmortal “Hola Bogotá, hola Colombia, hola rolos” para luego entregarse al los riffs de Richards y Wood con “It’s only rock and Roll”. Empezaría ahora la lluvia, pero esta vez de sensualidad, de baile y de movimientos frenéticos. Que importaba si se estaba solo o en grupo, parecía que cada sonido emitido por la banda emanaba energía pura.
“Tumbling Dice” prosiguió el set list y como si se tratara de una versión de estudio la interpretación estuvo impecable. Debo resaltar el papel de Darryl Jones, bajista que acompaña la banda desde inicios de los años 90, y qué decir de los coros con Sasha Allen y Bernard Fowler que hicieron de cada una de sus intervenciones complementos armónicos de los teclados, incluso Allen interpretaría más adelante un tema que resaltaría la potencia de una diosa al micrófono. Con un español bastante comprensible Mick dio pie a la banda para continuar con la canción solicitada por el público a través la web, así fue como con guitarra en mano por parte de Jagger se entonó “Dead Flowers”.
“Tenemos una sorpresa muy especial”, con estas palabras Jagger inició la presentación de “una persona que queremos mucho”, “nuestro parcero Juanes”, el público reaccionó favorablemente a este hecho y es que no era para menos, si bien Juanes no es del mi gusto, uno reconoce parte de su legado rockero a través de Ekhymosis e identifica su voz como parte de la historia del rock colombiano. Este hecho no solo representa la “palomita” que se dio el cantante paisa, es el reconocimiento a la música de Colombia, Juanes estuvo a la altura, al escuchar su voz recordamos la joya que perdió el rock colombiano cuando el artista decidió seguir otros rumbos; su acompañamiento en la guitarra y el corto solo que realizo se acopló perfecto a “Beast of Burden”. Sin duda uno de los momentos mas emocionantes de la noche.
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Así vendrían luego “Honky Tonk Women” y la tan anhelada “Paint it Black” con la cual Jagger elevó a los asistentes a través del acompañamiento de palmas y el tan famoso gemido final de la canción. Lo romántico del hecho es que en los intermedios Jagger siguió demostrando que la práctica del español no fue algo superficial y señaló que “el grupo siempre ha contribuido a la economía del país, Ronnie toma 8 tazas de café colombiano al día”. Posteriormente señaló “estuvimos en el Museo de Botero y comimos oblea, y bajamos guaro, y me dio guayabo, y nos llevo un carro de la policía” en consecuencia y con lo pintoresco de la anécdota, la ovación fue estruendosa.
Luego llegó el momento de la presentación de cada uno de los músicos de la banda, Jagger presentó, pero no fue presentado, y por supuesto Richards y Wood se robaron el show, al fondo Watts con la sobriedad que le caracteriza dejo escapar algunas sonrisas. Allí Richards entonó "You Got the Silver” y “Before they make me run” en un plácido viaje por las notas del blues. Así Jagger volvería al escenario para lanzar movimientos por doquier, tan estrafalarios y sensuales que no parecía rondar los 70 años. Y que decir de los solos de Wood y Richards quienes no dejaron escapar la oportunidad para hacer una que otra improvisación.
Uno de los momentos cumbres de la noche se vivió con “Start me Up”, uno de los temas mas coreados por el público y por que no, de las que mas interación tuvo entre la banda y los asistentes. El espectáculo iba llegando al clímax con “Sympathy for the devil” que tuvo una de las puestas en escena mas elaboradas, presentando a Jagger con un abrigo rojo escarlata que le hacía el rey de la noche y de fondo en las pantallas los hipnóticos visuales fueron el complemento perfecto. Así vino “Bad sugar” y “You can't always get what you want” la cual tuvo una interpretación para la posteridad, lo emotivo del hecho fue que el coro de voces que acompaño a la banda fue el de la Universidad Javeriana y vaya que tienen talento, pues el sonido fue inmejorable.
A todo grito Jagger afirmó “Bogotá es del putas”, “¿están listos?”, no nos digamos mentiras, todos sabíamos lo que eso significaba y solo bastó escuchar la primera cuerda tocada por Richards para empezar a volar en la satisfacción del deber cumplido. Y que importan las críticas, “que los Rolling Stones habían dicho que no tocarían nunca en Bogotá”, “que el concierto solo refleja el esnobismo de los bogotanos”, “que no tocaron Angie”, etc.
Es cierto que se quedaron grandes temas por fuera, pero la selección estuvo acorde a lo clásico del grupo, me hubiese gustado escuchar “She's a rainbow” pero tuvimos la fortuna de oir “Wild Horses”. Es verdad, la banda dijo que no tocaría en suramérica por que no pagaban lo que valía, bueno ya se le pago lo que valen, pero no hay que perder de vista que Jagger no estaba tan equivocado al señalar los aportes a la economía de la ciudad, este concierto significó no solo ganancias a través de ventas informales, sino ganancias de capital simbólico para Bogotá como potencia de grandes espectáculos artísticos, y que decir de lo recursos que quedarán por recaudo de la Ley del Espectáculo Público para los escenarios de las artes escénicas.
Finalmente puede que si haya algo de esnobismo en un espectáculo de tal categoría, parte del público estaba mas preocupado por la foto y el video que por disfrutar el concierto, y es que el público bogotano no es el mejor para conectarse con los artistas, hay que ver por ejemplo por que AC/DC realizo la grabación de su gira “Black Ice World Tour” en Buenos Aires, los que lo han visto saben a que me refiero, en Bogotá se puede sentir más la música, vivirla, experimentarla, podemos ser mejor público de eso estoy seguro, para ello tenemos que valorar mas las prácticas artísticas y culturales no solo de grandes artistas sino también de los talentos que a diario se preparan en nuestro país en diferentes disciplinas. Para siempre quedará en la memoria de los asistentes la noche del 10 de marzo de 2016, pues en ella se demostró que el Rock and Roll es la historia misma de cada una de las almas que vibraron y que entregaron su corazón a la banda. Sin duda ellos también nos entregaron sus corazones en cada acorde, cada palabra, cada canción y cada movimiento de Jagger, al fin y al cabo “It's only rock and roll, but i like it”.
Por : Daniel Sánchez
@daniglams